Las clases en Crisol no son sólo clases: tienen como objetivo enriquecer nuestra experiencia musical, abrir nuestra mente y mostrarnos de que la música realmente late en nuestro interior. Son un viaje donde el navegante se enriquece enormemente bebiendo de todas las culturas por donde viaja. Un viaje de ida con una vuelta llena de abundancia y de sonidos nuevos mezclados con los viejos, con independencia del instrumento que toquemos.
Durante todas las clases las melodías se aprenden de oído y los grupos se establecen en base a esta capacidad de aprendizaje. En Crisol de Cuerda no hay ninguna prueba de nivel y todos los interpretes son libres para probar y quedarte en el grupo que crean más adecuado. ¿Por qué? Porque somos una aldea musical, un espacio seguro donde crear, convivir y hacer mucha música todos juntos, con libertad y respeto. Tanto es así, que algunos de los asistentes deciden probar las clases de otros instrumentos y ver, por ejemplo, qué se siente al ser un fiddle en una clase de violoncello, o un cello en una de flauta.
Es recomendable grabar las clases. Una vez terminado el curso es muy útil para seguir trabajando en casa y dar continuidad a esta semana increíble de música.
Se impartirán por la mañana con descansos intermedios. Las opciones son:
Por las tardes a partir de las 16h, habrá diversos talleres monográficos, apoyo a necesidades individuales, y actividades relacionadas con la música y la danza, todas de libre asistencia.
A lo largo de cada día, por supuesto tendrás muchos momentos para libremente compartir, para juntarse y hacer música. Esta es una de las experiencias más importantes en Crisol, y cuando vemos que esto ocurre la sensación es maravillosa.
En síntesis, queremos que sea una semana en la que quien participa disfrute tocando, aprendan, sean totalmente libres para expresarse y crear a través de su instrumento, se olviden de complejos, se sientan con seguridad y sobretodo, se diviertan.
Sin duda será una experiencia inolvidable. ¡No te la pierdas!